Las empresas Katia y Holistex colaboran con la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merino para promover la cría de ovejas de esta raza autóctona e impulsar esta fibra natural
Cuentan que fueron los romanos, allá por el siglo I, los primeros que conformaron la raza de oveja merina en la Península ibérica. Su lana llegó a ser una de las más apreciadas del mundo en la Edad Media, pero pasados los años, con la llegada de las fibras sintéticas, su uso comenzó a decaer y allá por la década de los sesenta del pasado siglo muchas ovejas de esta raza autóctona fueron dedicadas a la producción de carne, cruzándose incluso con otras razas para lograr animales de mayor tamaño. Pero un pequeño grupo de ganaderos decidieron dar a las ovejas merinas el puesto que merecían en la industria textil y crearon en 1975 la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merino (ACME). Su empeño, con el apoyo del Ministerio de Agricultura, ha logrado proteger una raza de oveja caracterizada por su particular rizado, lo que da una fibra de un fino extraordinario. El centenar de ganaderos que pertenecen a la asociación gestionan rebaños registrados en el Libro Genealógico de la Raza Merina, que gestiona ese colectivo. Son ellos los que para dar un impulso a la lana y que el consumidor sepa realmente lo que es la lana merina se han unido a la multinacional española Katia, especializada en materiales para manualidades textiles, con la mediación de Holistex para poner en marcha el programa Katia Genuine Merino® que tiene por objetivo recuperar el valor de la lana merina nacional a través de una alianza ganadero-industrial, con un programa de responsabilidad y colaboración con el mundo rural, a partir de un enfoque contemporáneo y sostenible.
Pero Genuine Merino® no se queda ahí. La idea que también pretende transmitir al consumidor es que al comprar productos realizados con lana merina procedente de esas ovejas autóctonas de pelo rizo ayuda al desarrollo de las comunidades rurales dedicadas a la ganadería y, como consecuencia, evita el abandono del campo ayudando también al mantenimiento de un oficio ancestral como es el pastoreo. Porque estas ovejas son criadas en extensivo, un tipo de manejo en el que el papel del pastor es fundamental.
Al ser la lana una fibra natural ayuda además al cuidado del medio ambiente porque fija CO? atmosférico y reduce el efecto invernadero. «Las microfibras textiles peligrosas para el planeta son las plásticas y sintéticas, pero las fibras de lana son naturales y, por tanto, 100% biodegradables y reciclables», indica la consejera delegada de Katia, Sonia Castelló, que añade que «en Katia tenemos trazabilidad completa sobre el origen de este producto y nos encargamos de que llegue al consumidor siendo tan natural como lo ha sido su origen, de modo que cuando la prenda se deseche por el paso del tiempo, tendrá el menor impacto ambiental. Además, la larga durabilidad de las prendas suma a la moda ética en contra de la fast fashion».
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